Juan José Alías se une a los padres de Marta del Castillo en la iniciativa para pedir la implantación de esta medida penal.Fernando Pérez Ávila
Juan José Alías, padre de Manuel Alías, atropellado mortalmente en el Polígono Store.
De lo primero que advierte es del daño que causó a su familia la información sobre la autopsia de su hijo, que revelaba que había muerto producto del golpe con el suelo tras ser atropellado y no por el mismo atropello en sí. "Aquello nos machacó. A mí y a mi familia. Nos tiró por tierra todo. Hay una cosa evidente, que si no hay atropello no hay golpe contra el suelo y mi hijo no estaría muerto".
Siete meses después de la muerte de su hijo Manuel, de 30 años, atropellado en el polígono Store la madrugada del 12 de diciembre de 2010 cuando salía de una cena de Navidad, Juan José Alías atiende por primera vez a este periódico. Lo hace en una cafetería del municipio en el que reside, Gelves, en compañía de Nacho Pérez, policía local de Olivares que ya lo entrevistó para una tesis sobre criminología. Juan José lleva en el pecho una chapa con el rostro de su hijo y la leyenda "Justicia para Manuel". En el bolsillo de la camisa lleva unas cuantas, que reparte entre quien se interesa por el estado del caso.
Dice que del proceso judicial sabe poco porque deja total libertad a su abogado. "Ahora mismo está estancado, estamos esperando que decida la Audiencia porque han solicitado la libertad del autor del atropello y de momento el juez la ha rechazado. Su abogado ha recurrido y en ese momento estamos". El presunto autor del atropello, Juan Francisco Gámez Durán, permanece en prisión preventiva desde que fue arrestado por la Policía en su casa, tres horas después de que matara a Manuel Alías y se diera a la fuga.
"Sé que ha dicho que se dio a la fuga porque temía que lo fueran a linchar la gente que estaba allí y los amigos de mi hijo. En ese caso, no entiendo por qué se fue a dormir en vez de presentarse en la comisaría que le cogiera más cercana. Eso es lo que hubiera hecho una persona que tuviera miedo y no quisiera de verdad escapar".
El padre de la víctima agradece el gesto del padre del copiloto del coche del autor del atropello, que obligó a su hijo a presentarse ante la Policía. "Ha declarado que iba con un palo causando daños a todos los vehículos que estaban allí. Un amigo de mi hijo sufrió destrozos en su coche y le ha costado arreglarlo 2.800 euros". Juan José explica la muerte de su hijo basándose en el relato de los testigos, que en su mayoría eran amigos de su hijo, así como un empleado del salón en el que habían cenado tanto el homicida como la víctima con sus respectivas empresas.
"Serían las dos y media de la madrugada. Mi hijo estaba hablando por el móvil, diciéndole a su pareja que iba ya para casa porque había habido una pelea y yo le tenía dicho que cada vez que viera bronca se quitara de en medio. Iba a coger el coche y le sorprendió este señor, al que por lo visto le habían roto el espejo retrovisor y le habían arañado el coche. Estaba caliente y vio a mi hijo y dirigió el coche hacia él, le metió un viaje que acabó debajo de otro coche que estaba aparcado junto al suyo. No se conocían de nada ni se habían visto antes. Le cogió a él como le podría haber cogido a cualquier otro".
También explica que una cámara de vídeo grabó la secuencia de los hechos. "Aunque había un toldo que se movía con el viento, la cámara graba perfectamente cómo el conductor da un volantazo para embestir a mi hijo. Se ve que va directamente a por él".
Sobre la posibilidad de que fuera ebrio el conductor, Juan José Alías expresa sus dudas. El conductor dio positivo cuando fue detenido, pero en una segunda medición arrojó una tasa de alcoholemia más elevada que la primera, efectuada veinte minutos antes. "Habían pasado tres horas. Si hubiera ido borracho al volante, la segunda medición sería más baja que la primera. Lo que demuestra eso es que bebió después, en su casa, para fabricarse un atenuante".
Cuenta que la familia echa mucho de menos a Manuel y que cada día 12 de cada mes, fecha en la que murió su hijo, supone un tormento. Por eso quizás le dolió tanto que se informara de que el homicidio no fue intencionado y que respondió a un simple accidente. "Sé que puede ser la estrategia de un abogado, pero a mí me duele. Ese es mi hijo. Cuando se publicó la noticia -en la que se descartaba que el homicida diera marcha atrás reiteradas veces sobre Manuel Alías con intención de matarle-, leí un comentario en una página web de un medio de comunicación. No se identificaba, pero tenía que ser de un familiar del asesino de mi hijo. Decía que era muy doloroso tener un hijo en la cárcel. Y yo a eso tengo que responderle que más doloroso es tenerlo en el cementerio. Nadie de esa familia me ha llamado todavía para darme el pésame. Si hubiera sido al revés, a mí se habría caído la cara de vergüenza".
En todo este tiempo, Juan José Alías ha contactado con la familia de Marta del Castillo, a la que apoya firmemente en su petición de la cadena perpetua revisable. "Es lo que debería caerle al asesino de mi hijo, una cadena perpetua. Apoyo cualquier movimiento ciudadano que haya para implantar esta medida". Ahora espera de la Justicia que el autor del atropello no salga en libertad. "No sé cómo reaccionaré cuando lo vea. Iré al juicio, desde luego, pero no sé qué puedo hacer cuando me lo encuentre cara a cara".
Siete meses después de la muerte de su hijo Manuel, de 30 años, atropellado en el polígono Store la madrugada del 12 de diciembre de 2010 cuando salía de una cena de Navidad, Juan José Alías atiende por primera vez a este periódico. Lo hace en una cafetería del municipio en el que reside, Gelves, en compañía de Nacho Pérez, policía local de Olivares que ya lo entrevistó para una tesis sobre criminología. Juan José lleva en el pecho una chapa con el rostro de su hijo y la leyenda "Justicia para Manuel". En el bolsillo de la camisa lleva unas cuantas, que reparte entre quien se interesa por el estado del caso.
Dice que del proceso judicial sabe poco porque deja total libertad a su abogado. "Ahora mismo está estancado, estamos esperando que decida la Audiencia porque han solicitado la libertad del autor del atropello y de momento el juez la ha rechazado. Su abogado ha recurrido y en ese momento estamos". El presunto autor del atropello, Juan Francisco Gámez Durán, permanece en prisión preventiva desde que fue arrestado por la Policía en su casa, tres horas después de que matara a Manuel Alías y se diera a la fuga.
"Sé que ha dicho que se dio a la fuga porque temía que lo fueran a linchar la gente que estaba allí y los amigos de mi hijo. En ese caso, no entiendo por qué se fue a dormir en vez de presentarse en la comisaría que le cogiera más cercana. Eso es lo que hubiera hecho una persona que tuviera miedo y no quisiera de verdad escapar".
El padre de la víctima agradece el gesto del padre del copiloto del coche del autor del atropello, que obligó a su hijo a presentarse ante la Policía. "Ha declarado que iba con un palo causando daños a todos los vehículos que estaban allí. Un amigo de mi hijo sufrió destrozos en su coche y le ha costado arreglarlo 2.800 euros". Juan José explica la muerte de su hijo basándose en el relato de los testigos, que en su mayoría eran amigos de su hijo, así como un empleado del salón en el que habían cenado tanto el homicida como la víctima con sus respectivas empresas.
"Serían las dos y media de la madrugada. Mi hijo estaba hablando por el móvil, diciéndole a su pareja que iba ya para casa porque había habido una pelea y yo le tenía dicho que cada vez que viera bronca se quitara de en medio. Iba a coger el coche y le sorprendió este señor, al que por lo visto le habían roto el espejo retrovisor y le habían arañado el coche. Estaba caliente y vio a mi hijo y dirigió el coche hacia él, le metió un viaje que acabó debajo de otro coche que estaba aparcado junto al suyo. No se conocían de nada ni se habían visto antes. Le cogió a él como le podría haber cogido a cualquier otro".
También explica que una cámara de vídeo grabó la secuencia de los hechos. "Aunque había un toldo que se movía con el viento, la cámara graba perfectamente cómo el conductor da un volantazo para embestir a mi hijo. Se ve que va directamente a por él".
Sobre la posibilidad de que fuera ebrio el conductor, Juan José Alías expresa sus dudas. El conductor dio positivo cuando fue detenido, pero en una segunda medición arrojó una tasa de alcoholemia más elevada que la primera, efectuada veinte minutos antes. "Habían pasado tres horas. Si hubiera ido borracho al volante, la segunda medición sería más baja que la primera. Lo que demuestra eso es que bebió después, en su casa, para fabricarse un atenuante".
Cuenta que la familia echa mucho de menos a Manuel y que cada día 12 de cada mes, fecha en la que murió su hijo, supone un tormento. Por eso quizás le dolió tanto que se informara de que el homicidio no fue intencionado y que respondió a un simple accidente. "Sé que puede ser la estrategia de un abogado, pero a mí me duele. Ese es mi hijo. Cuando se publicó la noticia -en la que se descartaba que el homicida diera marcha atrás reiteradas veces sobre Manuel Alías con intención de matarle-, leí un comentario en una página web de un medio de comunicación. No se identificaba, pero tenía que ser de un familiar del asesino de mi hijo. Decía que era muy doloroso tener un hijo en la cárcel. Y yo a eso tengo que responderle que más doloroso es tenerlo en el cementerio. Nadie de esa familia me ha llamado todavía para darme el pésame. Si hubiera sido al revés, a mí se habría caído la cara de vergüenza".
En todo este tiempo, Juan José Alías ha contactado con la familia de Marta del Castillo, a la que apoya firmemente en su petición de la cadena perpetua revisable. "Es lo que debería caerle al asesino de mi hijo, una cadena perpetua. Apoyo cualquier movimiento ciudadano que haya para implantar esta medida". Ahora espera de la Justicia que el autor del atropello no salga en libertad. "No sé cómo reaccionaré cuando lo vea. Iré al juicio, desde luego, pero no sé qué puedo hacer cuando me lo encuentre cara a cara".
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